El brillo de la salud (Ángela Liddon) Ed. Sirio

El brillo de la salud

Referencia: 9788416579266
27,00 €
25,65 € 5% de descuento

Más de 100 recetas veganas para realzar tu luz interior

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Tras diez años de bregar con un trastorno alimentario, Angela Liddon, la brillante autora de este libro, emprendió el que sería un largo camino, no solo de recuperación física, sino también de curación espiritual. Un viaje en el que la comida pasó de ser el enemigo a ser su mejor aliado. Cuando Angela empezó a comprender (y experimentar) el poder que tiene una nutrición apropiada, y su capacidad para influir en el estado de ánimo, el nivel de energía e incluso la autoestima, se armó de voluntad y optimismo y pudo dejar atrás la pesadilla. Cada vez más estudios demuestran que nuestra salud está relacionada en primer lugar con lo que comemos, y desde ahí se extiende como un reguero de pólvora a otros aspectos de la vida que van mucho más allá de lo puramente orgánico. El brillo de la salud no es solo un libro de cocina, es sobre todo, una estimulante invitación. Contiene más de un centenar de recetas que te harán brillar desde dentro; desayunos nutritivos y fáciles de preparar, tentempiés ricos en proteínas, sustanciosos platos fuertes, y postres exquisitos, que avivarán tu fuego culinario y te demostrarán cuán fácil y deliciosa puede ser la dieta vegana.

Angela Liddon

es licenciada en Psicología social. Aquejada de un desorden alimentario desde la temprana adolescencia, abandonó su carrera como investigadora para, dedicarse a tiempo completo a mantener el blog Oh She Glows, en el cual relata su paso de la enfermedad a la salud y difunde la alimentación sana. En la actualidad Oh She GloW s contiene más de 500 recetas saludables y tiene más de un millón de visitas cada mes. Angela vive junto con su marido y su hijo en Oakville, Ontario.

  • Peso: 845 gr.
  • Páginas: 336
  • Encuadernado: Rustica con solapas
  • Formato grande

 

Introducción

Cuando hace cinco años cambié a una dieta integral vegana, vi obrarse en mí una transformación espectacular. Tras diez años de bregar con un trastorno alimentario y subsistir a base de productos «dietéticos», o sea, alimentos procesados bajos en calorías, sabía que había llegado el momento de hacer un cambio radical de vida, y de salud. Fui cambiando la dieta poco a poco, dando prioridad a alimentos nutritivos de origen vegetal, y de inmediato me dejó impresionada lo bien que me sentaba comer de esa manera. Las hortalizas y la fruta, los cereales integrales, las legumbres, los frutos secos y las semillas, rebosantes todos de energía dinámica, reemplazaron a los alimentos procesados y extraídos de un envase. Poco a poco, vi que la piel me empezaba a relucir, que tenía cada día más energía y que el síndrome de colon irritable, ya crónico, se mitigaba considerablemente. Los envases que anunciaban alimentos procesados de 100 calorías ya no me resultaban tan tentadores.
En 2008 inicié mi blog, Oh She Glows, para correr la voz sobre el viaje a la salud que estaba experimentando y sobre la transformación tan radical que la alimentación puede provocar en nuestra vida. Mi meta era, y sigue siendo, manifestar abiertamente mi experiencia, con la esperanza de que les sirva de inspiración a hombres y mujeres que viven situaciones similares a la que yo viví. Si he de ser sincera, no sabía si las ganas de hacer aportaciones diarias al blog me durarían más de un par de semanas, pero lo que empezó siendo un inesperado pasatiempo acabó por convertirse en una auténtica pasión, y hoy tengo la certeza de que este blog me cambió la vida entera. En solo unos meses, el número de lectores creció con rapidez, y muy pronto estaba conectada a personas de todo el mundo. Poco a poco, fueron apareciendo en
de coles y otras verduras (eso sí, ¡no voy a contarte la cantidad de hierbas aromáticas que maté!). Cultivar aquel huerto y recoger sus frutos me hizo sentirme verdaderamente conectada por primera vez con la comida que me servía en el plato. Estaba lo que se dice fascinada de ver crecer en mi huerto hortalizas de verdad, ¡verduras que arrancaba de la tierra y me podía comer! Todo estaba fresco y lleno de sabor, como la naturaleza quería que fuera. Por primera vez en mi vida, me afanaba en la cocina enseñándome a mí misma a cocinar (y a fotografiar lo que cocinaba) empezando de cero. Hubo infinidad de desastres culinarios (muchos de los cuales documenté en mi blog), pero también muchos éxitos, y estos me animaron a seguir aprendiendo y mejorando mi talento gastronómico.
A medida que me iba enamorando de la comida de verdad, empecé a experimentar con recetas veganas que encontraba en Internet, pero solían desilusionarme los resultados. Muchas eran de lo más imprecisas, les faltaba sabor y a menudo utilizaban ingredientes altamente procesados o sustitutos de la carne. Desalentada por los fracasos que tuve con estas primeras recetas, tomé la determinación de crear un día mi propia colección de recetas veganas, fiables y capaces de conquistar hasta al más devoto amante de la carne. Si a mi marido no le gustaban de verdad las los platos que preparaba, la cosa no iba a funcionar, así que tomé la resolución de enseñarme a crear comidas que consiguieran hacerle la boca agua, en ocasiones repitiendo y probando las recetas una y otra vez antes de colgarlas en el blog. Lo mejor de todo es que mis recetas, que están hechas con ingredientes integrales de origen vegetal, me hacen sentir cualquier cosa menos «que les falta algo». A lo largo de este proceso de aprendizaje, me he dado cuenta de que no hay necesidad de sacrificar ni el sabor, ni la variedad, ni el valor nutritivo por el hecho de cocinar recetas veganas. Cuando se usan ingredientes frescos, la comida lo dice todo.
Hice la transición a la dieta vegana introduciendo pequeños cambios progresivos; no es que un día de repente tirara a la basura todo lo que había en la nevera o que, con gesto despreciativo, les declarara la guerra a los productos animales y los alimentos procesados. Fue un proceso gradual, y precisamente por eso ha supuesto un cambio de forma de vida sostenible y duradero. Al principio, compraba cantidad de «carne vegetal» y otros productos veganos, pero pronto descubrí que me sentía más llena de energía y con una sensación de bienestar general mucho mayor cuando no recurría a estos productos. Esta es la razón por la que no encontrarás demasiados sucedáneos veganos de productos de origen animal en este recetario. La dieta que llevo está compuesta principalmente de hortalizas y verduras, fruta, cereales integrales, frutos secos, legumbres, semillas y derivados de la soja mínimamente procesados, así que estos son los ingredientes predominantes que encontrarás en este libro. Yo solía pensar que vegano era una palabra en clave que hacía referencia a una limitada serie de alimentos extraños o poco apetecibles, pero he comprobado lo equivocada que estaba. Si lees esto con el mismo escepticismo que yo sentía, ¡espero que también tú cambies de idea!
En cuanto empecé a consumir menos productos de origen animal y más verduras, me sentí —y daba la apariencia de ser— una persona nueva. Quizá esta motivación un tanto vana fuera la que me impulsó en un primer momento, pero con el tiempo serían muchos otros aspectos los que me motivarían, y con mucha más fuerza. Cuando supe de los horrores que se cometen en la ganadería industrial, tanto en el sector cárnico como lácteo, no pude evitar hacerme unas cuantas preguntas muy serias: ¿cómo podía yo, que había sido desde siempre tan amante de los animales, seguir apoyando un sistema que infligía tal dolor y sufrimiento a tantos animales cada año? La dicotomía irreconciliable entre la comida que tenía en el plato y mi pasión por los animales, sinceramente, era algo muy difícil de digerir. ¿No había otra solución? ¿No podía llevar una dieta sana y equilibrada sin tener que contribuir a la existencia de un sistema en el que no creía?
i Sí, claro que podía! La dieta vegana me animó a buscar ayuda en el exterior y a valorar todos los sectores de la sociedad, incluido el mío. Poco a poco, se obró en mí el desarrollo personal que tan desesperadamente necesitaba..., a través de la comida. La dieta vegana fue la vía que me permitió alinear lo que siento en el corazón con los alimentos que tengo en el plato. La compasión por los demás —y, sorprendentemente, por mí misma— creció en infinidad de sentidos. Al fin, comprendí que soy digna de sentir felicidad y que me merezco nutrirme, diga lo que diga la báscula. Todos lo somos y lo merecemos.
Tengo la esperanza de que las recetas de este libro no solo aviven tu fuego culinario, sino que te muestren además lo fácil que es incorporar a tu dieta recetas veganas de lo más saludables. Sentirse bien está relacionado en primer lugar con lo que comemos, y desde aquí se extiende como un reguero de pólvora a otros aspectos de la vida. Así que sal y haz ya ese cambio de trabajo con el que sueñas desde hace tanto, corre esos diez kilómetros y enamórate de la col verde. i No hay mejor momento que este!
Angela

Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo; de hecho, es lo único que hasta hoy lo ha logrado.
MARGARET MEAD

Acerca de este libro

El presente libro está dividido en diez capítulos, empezando por los desayunos y terminando con la elaboración casera de los preparados básicos. Muchas recetas pueden formar parte, naturalmente, de más de una categoría (por ejemplo, los Bocaditos de faláfel al horno sin una gota de aceite, que he incluido entre los aperitivos, pueden servir también de estupendo plato principal —mira la página 117—). Tómate por tanto la libertad de elegir de los distintos capítulos aquello que te apetezca para confeccionar tus menús.
Te recomiendo que leas la nota de introducción a cada receta y la explicación entera antes de empezar a prepararla. Hay recetas para las que tendrás que hacer algún preparativo con cierta antelación (como poner frutos secos a remojo), así que lo mejor es que planifiques las cosas de antemano siempre que te sea posible. Además, como en la mayoría de las recetas se incluyen una o dos sugerencias, asegúrate de leerlas también. A menudo te mostraré alguna manera de dejar un plato preparado con antelación o de modificar una receta y convertirla en algo distinto. La torta helada de chocolate y café exprés, por ejemplo, se puede transformar muy fácilmente en un helado cremoso (lee la sugerencia de la página 253). ¿Qué te parece? ¡Estoy en todo!
Sé que en la actualidad hay cantidad de gente que tiene problemas de sensibilidad o intolerancia a distintos alimentos. Por eso, siempre que es posible, adjunto a la receta una nota en la que indico la posibilidad de sustituir ciertos ingredientes por otros. Indico también si es una receta sin gluten, azúcar refinado o azúcar, sin soja, frutos secos, cereales o aceite, a fin de
facilitarte la elección. De todas formas, actúa siempre con precaución y lee la etiqueta de los ingredientes que vayas a utilizar para asegurarte de que puedes consumirlos con tranquilidad.
En «Mi despensa de alimentos naturales» (página 23) detallo los ingredientes que más uso cuando cocino. Aunque con esta la lista no pretendo abarcar todos los que puedes llegar a necesitar cuando cocines, es un buen punto de partida en cuanto a los que se usan con más frecuencia en este libro. Te recomiendo que leas el capítulo entero antes de empezar a cocinar, para que tengas así una idea general de los ingredientes y conozcas algunas peculiaridades y posibilidades de cada uno de ellos.

Índice

Introducción     9
Acerca de este libro     17
El brillo de la salud (The Oh She Glows Cookbook)      21
Mi despensa de alimentos naturales     23
Mis utensilios de cocina favoritos     41
Tabla de cocción de cereales y lentejas     3 17
Agradecimientos     319
Índice temático     321

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