El Toque Sanador Como Energizar Cuerpo, Mente Y Espiritu

Referencia: 9788441404755
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La Salud y la Armonía están tan próximascomo las puntas de sus dedosEl Jin Shin Jyutsu® es una antigua técnica japonesa que usa los dedos de las manos y la respiración para equilibrar la energía corporal, eliminar el estrés, regular la tensión emocional, paliar el dolor y coadyuvar en ...

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La Salud y la Armonía están tan próximas
como las puntas de sus dedos
El Jin Shin Jyutsu® es una antigua técnica japonesa que usa los dedos de las manos y la respiración para equilibrar la energía corporal, eliminar el estrés, regular la tensión emocional, paliar el dolor y coadyuvar en el tratamiento de las enfermedades crónicas. Esta técnica, recuperada a principios de siglo por Jiro Murai, fue introducida recientemente por expertos japoneses en los EE.UU., y se extendió a Occidente, sorprendiendo por su extraordinaria capacidad de sanación. Su base se sitúa en el profundo conocimiento del mapa energético del cuerpo y en la posibilidad de equilibrar y armonizar el Kl de un modo sencillo y natural.
Esta guía explica con claridad y precisión todos los elementos necesarios para practicar el Jin Shin Jyutsu® con uno mismo o con los demás y muestra decenas de ejercicios y técnicas para aplicar en dolencias específicas.
El toque sanador incluye:

✓    La introducción en los canales energéticos del cuerpo y en los 26 puntos donde esta energía se concentra.
✓    Los métodos para liberar el fluir de la energía vital.
✓    Los cinco desequilibrios que bloquean y reducen su nivel de energía y los pasos para superarlos.
✓    Ejercicios de primeros auxilios y de sanación inmediata para catarros, presión sanguínea, niveles altos de colesterol, alergias, tensiones musculares, dolor menstrual, jaquecas y otras dolencias.

El toque sanador es, en resumen, una guía completa del antiguo arte del Jin Shin Jyutsu®, que es sencillo de aprender pero de efectos sorprendentes, otorgándonos salud fisica y psicológica.

Prólogo

MIS PADRES CONTABAN CUENTOS. Crecí escuchando historias de mitologías y de la Antigüedad. Siempre recuerdo una que tenía lugar en un mercado de la antigua Grecia.
SE INICIÓ UNA PELEA entre dos hombres. Entre los viandantes estaba Pitágoras, el gran matemático y filósofo.
En el momento en que uno de los combatientes estaba
a punto de matar al otro con su espada, Pitágoras cogió su laúd e hizo sonar una única y diáfana nota. Al escuchar este sonido, el furioso hombre guardó su espada y se marchó.
El conocimiento de Pitágoras sobre las relaciones armónicas le ayudó a elegir el tono perfecto que calmaría al hombre.
El Jin Shin Jyutsu nos ayuda a encontrar ese tono, la perfecta expresión de armonía, que existe en cada uno de nosotros. Se trata de una filosofía, una psicología y una fisiología. Demuestra un modo de Ser que comprende la unidad cósmica y que nos permite conocernos y ayudarnos.
Cierta vez un amigo destacó que el Jin Shin Jyutsu es ,,complicadamente simple.. Quien comprenda y respete sinceramente el pro-fundo significado de esta Fisio-Filosofía y acate sus procedimientos, no debería dejarse intimidar por su magnitud ni sentir aprensión de practicarlo. No es la aplicación de una técnica; es la demostración de un arte, simplemente Ser el canal a través del cual fluyen los infinitos poderes estéticos del Creador.
El Jin Shin Jyutsu es un viaje a través del autoconocimiento y de la armonía que dura toda la vida. Este libro es un mapa de carrete-ras para ese viaje. Le permitirá salir en la dirección correcta y le mos-
trará cómo proceder a lo largo de todo el viaje. El primer paso es aprender la ruta, el resto del viaje depende de su capacidad para acatar los procedimientos establecidos de este arte y para desarrollar una comunión libre con el Creador.
Que su viaje sea tan afortunado como lo ha sido el mío.
MARY BURMEISTER
Íntroducción
Un modo simple de alcanzar el equilibrio y la salud
EN 1977 CELESTE MARTIN ASISTIÓ a una convención esta-tal de Nueva Orleans; algo raro en ella, ya que sólo viajaba cuando su salud se lo permitía. Celeste sufría de flebitis, una enfermedad grave que produce coágulos en la sangre. Como medida preventiva, tomaba diariamente altas dosis de una medicación para licuar la sangre y además los médicos supervisaban regularmente su sangre.
Celeste había padecido esta enfermedad durante diecinueve años y había sido frecuentemente hospitalizada. Las dos grandes venas safenas de sus piernas le habían sido extraídas debido a los coágulos. Además, también en sus pulmones se habían formado dos coágulos. Estas embolias pulmonares podían haber resultado fatales sin la adecuada intervención médica. La existencia de otras embolias menos importantes le producían ataques transitorios de isquemia o pequeños ataques de apoplejía. El dolor y la inflamación crónica producidos por una mala circulación la obligaban a usar vendas elásticas en sus piernas.
Ahora, en una especie de rebelión contra las limita-´ ciones que su enfermedad le imponían, Celeste decidió hacer un viaje de una semana. En la convención, inesperadamente, un hombre llamado Charles se le acercó para
ofrecerle un extraño consejo: -Si no desea seguir dando la impresión de estar medio muerta, conozco una mujer que puede ayudarla.»
Charles se refería a Mary Burmeister, una maestra y practicante del escasamente conocido arte de sanación denominado Jin Shin Jyutsu. Cuando Charles le explicó que el Jin Shin Jyutsu podía alcanzar excelentes resultados utilizando nada más que una simple imposición de manos, Celeste se mostró inmediatamente escéptica. Había trabajado durante veintiún años como enfermera y, debido a su formación y experiencia, no disponía de un marco intelectual en el que se ajustara dicha información. Volvió a casa en Nueva Jersey pensando que Charles era un hombre interesante pero que no tenía nada que ver con ella.
Un mes más tarde Celeste volvió a casa del trabajo con una extra-ña sensación de hormigueo en la cara, como si hubiera rozado una gruesa tela de araña. Más tarde, ese mismo día, perdió la sensibilidad y la fuerza del lado izquierdo de su cuerpo. Por increíble que pueda parecer, Charles la llamó esa noche para ver cómo se encontraba. Cuando le contó sus síntomas, él le pidió que se mantuviera cerca del teléfono, puesto que en unos minutos volvería a llamarla. En el ínterin Charles llamó a Mary Burmeister, quien le dio instrucciones para que Celeste pudiera aliviar sus síntomas. Charles volvió a llamar a Celeste y le transmitió toda la información. Durante las siguientes dos horas, los hijos de Celeste siguieron las instrucciones. Colocaron sus manos sobre las zonas apropiadas del cuerpo de su madre y a las dos de la madrugada, sus síntomas habían desaparecido.
«Debían haberme hospitalizado al día siguiente y, sin embargo, fui a trabajar», recuerda Celeste. Charles volvió a llamar ese día y, cuando ella le comunicó que los síntomas habían desaparecido, él respondió: »Ahora creerás lo que te he dicho.»
Celeste le creyó, y los primeros días de abril se dirigió a Scottsdale, Arizona, para pasar allí diez días recibiendo Jin Shin Jyutsu. Mary Burmeister no se encontraba en la ciudad en ese momento, de modo que fue atendida por una antigua practicante del Jin Shin Jyutsu llamada Pat Meader. Pat le dio a Celeste dos sesiones diarias, una por la mañana y la otra por la tarde. Durante la novena sesión Celeste tuvo una extraña experiencia de transformación, como si se estuviera liberando de un profundo bloqueo interior. Sintió como si la
energía fluyera libremente dentro de su cuerpo. Un poco más tarde recibió una llamada telefónica. Sin pensarlo, se levantó de su asiento y se dirigió hacia el teléfono; sólo después de levantar el auricular advirtió que no le dolían las piernas. Por el contrario, sentía las piernas fuertes y ágiles. De repente gritó de alegría: »¡Ya no me duelen las piernas!´.
Al regresar a Nueva Jersey, Celeste fue recibida por su primo en el aeropuerto. Le resultó difícil reconocerla. Una vez en casa, Celeste se sometió a un exhaustivo examen médico que reveló que su tensión sanguínea y el nivel de coagulación eran normales. »¿Qué ha estado usted haciendo?»., preguntó el doctor. Celeste se lo explicó. »Sea lo que sea, continúe haciéndolo.»
En ese momento Celeste sabía que se encontraba bien. «Ya no sentía miedo´., afirmó. «Había vivido siempre temiendo que un coágulo terminara con mi vida repentinamente. Ahora ese miedo ha desaparecido.» A los 44 años de edad se sentía como si fuera un recién nacido.
La historia de Celeste es interesante, pero de ningún modo es atípica. Las vidas de muchas otras personas han mejorado notable-mente después de un tratamiento de Jin Shin Jyutsu. Como Celeste, muchas de esas personas se mostraron inicialmente escépticas. El arte es tan simple y suave que la mayoría duda de su eficacia, pero su carácter sutil es, sin embargo, uno de los principales componen-tes de su efectividad. Al ser suave y no agresivo, el Jin Shin Jyutsu permite que quien lo recibe se sienta más relajado y receptivo ante el proceso de sanación.
El Jin Shin Jyutsu es mucho más que un glorioso placebo. Sus principios y su práctica están firmemente enraizados en antiguas tradiciones de sanación olvidadas durante mucho tiempo. Fue redes-cubierto, como veremos brevemente, después de una investigación meticulosa y sistemática llevada a cabo durante años por un hombre: el Maestro Jiro Murai. Murai posteriormente transmitió su cono-cimiento a Mary Burmeister.
El marido de Mary Burmeister, Gil, nos cuenta la siguiente historia que ilustra perfectamente la sutileza y el poder de este arte de la
sanación. Después de la Segunda Guerra Mundial, Gil había estado trabajando en Japón como personal civil de las Fuerzas Armadas Norteamericanas. Poco tiempo después, Mary llegó al Japón, y, cuan-do Gil la conoció, comenzó a cortejarla. Mary estudiaba con Jiro Murai. Por esa época, Gil sufría de picor crónico rectal que, final-mente, resultó ser una fístula que debía ser operada. Pero incluso después de la operación, el picor persistía y no conseguía aliviar su incomodidad con ninguna medicación. Un año después de la intervención quirúrgica, Mary sugirió a Gil que consultara con Jiro Murai, y Gil aceptó.
Gil entró en la consulta del Maestro Murai, en la que sólo se veía una alfombra blanca ubicada en el centro de un impecable suelo de madera. Murai lo invitó a que se tumbara sobre la alfombra y luego colocó sus manos sobre él. En el instante en que Murai tocó el cuerpo de Gil, éste sintió que una tremenda ola de energía penetraba en su cuerpo. Tuve la sensación de que la energía fluía como un torrente, recordó Gil muchos años más tarde. Rápidamente se quedó dormido durante un par de horas. Mientras tanto, todo lo que hizo Murai fue mover sus manos por distintas partes del cuerpo de Gil. Cuando éste despertó, el picor había desaparecido y nunca más volvió a sentirlo.
Murai era un hombre brillante, y su esmerada investigación le permitió conocer profundamente los detalles intrincados del cuerpo humano. Esta comprensión le permitió solucionar la fuente del sufrimiento de Gil, pero, lo que es más importante, su traba-jo lo condujo a recuperar la consciencia de un arte de sanación que es simple aunque de amplia aplicación. Se dio cuenta de que, cual-quiera que lo deseara, podía aprender este arte y utilizarlo para su propio beneficio y para el de los demás. Con el fin de que las futuras generaciones gozaran de la oportunidad de aprender el Jin Shin Jyutsu, impartió sus conocimientos a la joven Mary Burmeister.
Hoy en día, después de cuarenta años, Mary ha enseñado el Jin Shin Jyutsu a estudiantes de todo el mundo. Uno de ellos es Celeste Martin. Poco después de haber experimentado esa notable recuperación, Celeste decidió dedicarse al estudio y a la práctica del Jin Shin Jyutsu. De hecho, no había pasado demasiado tiempo cuando
tuvo la oportunidad de utilizarlo para ayudar a alguien que lo necesitaba: su madre.
En abril de 1979 la madre de Celeste sufrió una caída que le des-trozó la cadera. El trauma trajo como consecuencia un fallo cardiaco por congestión que le causó un coma. Celeste llamó a Mary Burmeister para preguntarle si el Jin Shin Jyutsu podía ayudar a su madre. Mary le dio instrucciones para que colocara sus manos en las zonas adecuadas. Al día siguiente Celeste estaba de pie junto a la cama de su madre.
-Mary me había enseñado dónde colocar mi mano derecha y mi mano izquierda., recuerda Celeste, «pero ignoraba lo que estaba haciendo. Ni siquiera sabía qué debía hacer, en caso de que pudiera hacer algo». Sin embargo, Celeste comenzó a practicar Jin Shin Jyutsu tal como Mary le había indicado.
La madre de Celeste estaba cateterizada. Junto a su cama colgaba una bolsa de plástico en la que había drenado aproximadamente 2,5 centímetros de orina. Celeste había practicado Jin Shin Jyutsu durante unos quince minutos cuando advirtió que la bolsa estaba llena, casi a punto de desbordar. Inmediatamente llamó a la enfermera, que se apresuró a acudir a la habitación. Al ver la bolsa, la enfermera comentó: «Esto es extraño. Acabo de comprobarla hace un rato y casi no tenía contenido alguno..
Mientras la enfermera pronunciaba estas palabras, la madre de Celeste abrió los ojos y preguntó: «¿Eres tú, Celeste?» A partir de ese momento la madre de Celeste se recuperó gradualmente.
«Yo estaba impresionada y sorprendida´, afirmaba Celeste. «Tenía tanto miedo. Ignoraba que una simple persona como yo pudiera hacer este tipo de cosas. Yo aceptaba que fuera una habilidad de Mary, pero ahora advertía, no sin perplejidad, que yo misma podía ayudar a la gente.»
La experiencia de Celeste con su madre ejemplifica que el Jin Shin Jyutsu es accesible a todos. Con un mínimo de experiencia, ella había sido capaz de colaborar enormemente en el proceso de recuperación de su madre. Cada uno de nosotros tenemos el mismo potencial. El conocimiento de las prácticas y conceptos básicos del
Jin Shin Jyutsu suponen un instrumento maravilloso para ofrecer ayuda a los seres que amamos. Y, tal como ilustra la siguiente historia, puede ampliar considerablemente nuestra capacidad para ayudarnos a nosotros mismos.
En 1983, a la edad de 38 años, Amy comenzó a sufrir inflamación y dolor en las articulaciones. Ocasionalmente el dolor que sentía en los pies y en las rodillas era tan intenso que le impedía caminar durante días. Al principio su médico pensó que sufría artritis reumatoide, pero las pruebas no confirmaron ninguna enfermedad específica de las articulaciones. El médico le recetó cortisona y antiinflamatorios.
En 1985 ciertas pruebas revelaron que el hígado de Amy estaba dilatado. Se le practicaron nuevas pruebas, incluida una biopsia de hígado, que excluyeron el cáncer pero no lograron determinar ningún diagnóstico claro. Mientras tanto, sus síntomas empeoraban. En 1988 se descubrió una disfunción del hígado. Los médicos le comunicaron que padecía una enfermedad de los tejidos conectivos, un término inespecífico utilizado para nombrar diversos desórdenes.
Finalmente, le diagnosticaron lupus, una enfermedad en la que el sistema inmunitario del cuerpo ataca el tejido conectivo y los órganos esenciales, incluyendo el cerebro y los riñones.
En el verano de 1990, el estado de Amy empeoró dramática-mente. Las pruebas revelaron que la función renal estaba disminuida en un 50 por 100. El especialista que supervisaba su caso le informó que si los riñónes llegaban a funcionar a un 20 por 100 de su capacidad o incluso menos, necesitaría diálisis.
Justo cuando parecía que las cosas no podían ir peor, Amy sufrió un accidente de coche cuyo resultado fue un intenso dolor en el cuello. Irónicamente, este accidente constituyó la puerta hacia la salud.
Para tratarse del cuello, Amy eligió una masajista local, Gina, que acababa de incorporar el Jin Shin Jyutsu en su práctica. Las sesiones ayudaron á Amy a sentirse mejor, de manera que ella solicitó que le hiciera un tratamiento de Jin Shin Jyutsu diario durante tres semanas.
Pronto experimentó una significativa mejoría en su vitalidad y en su salud en general; al mismo tiempo la retención de líquidos disminuyó por primera vez en muchos años.
Al mes siguiente examinaron nuevamente sus riñones y se comprobó que funcionaban a un 25 por 100. El médico le comunicó que si bajaba un 5 por 100 más se vería obligado a derivarla al equipo de trasplantes.
En abril de 1994 los chequeos revelaron que el funcionamiento de los riñones no superaba el 21 por 100; esto suponía estar al borde del precipicio. Convencido de que se trataba simplemente de una cuestión de tiempo, el médico comunicó a Amy que en un futuro cercano debería someterse a un trasplante o hacer sesiones diarias de diálisis.
«Después de leer los resultados de las pruebas, salí de la consulta y me senté en el coche pensando sobre mi futuro y a reflexionar qué haría,,, recuerda Amy. «Entonces decidí que no iba a hacer ni una cosa ni la otra. Ignoraba qué iba a hacer pero no estaba dispuesta a aceptar ninguna de esas opciones.
A continuación llamé al hijo de Mary, David Burmeister, que estaba en el centro de Jin Shin Jyutsu en Scottsdale. David me alentó para que continuara recibiendo tratamiento médico y me recomendó a Marilyn, una antigua practicante que trabajaba en la ciudad natal de Amy, Dallas.
En mayo de 1994 Marilyn vio por primera vez a Amy. «En el transcurso de ese primer tratamiento con Marilyn supe que me estaba sucediendo algo especial., recuerda Amy. «Parecía como si un cierto peso se estuviera elevando de mi cuerpo.» Pronto Amy tenía tanta energía que no sabía qué hacer. «Cierto día me sentía tan vital y llena de energía que me dediqué a limpiar los rodapies de mi casa.»
A partir de ese momento, Amy vio a Marilyn dos o tres veces por semana y a Gina una vez a la semana. En el ínterin, Amy había aprendido una serie de ejercicios de autoayuda de Jin Shin Jyutsu para fortalecerse y los practicaba diligentemente.
Según las palabras de Gina, fue el compromiso de Amy con los ejercicios de autoayuda de Jin Shin Jyutsu lo que le permitió revertir su situación. En agosto de 1994 Amy se sometió a otro chequeo, y esta vez las cosas habían cambiado mucho. Sus riñones funcionaban
a un 30 por 100. El médico se maravilló ante estos resultados. -Si llega usted a 40 por 100-, le dijo, ´yo mismo aprenderé el Jin Shin
Jyutsu".
La salud de Amy siguió en franca recuperación. En agosto de 1995 una nueva prueba reveló que los riñones funcionaban al 43 por 100. No es necesario decir que ella estaba perpleja. Finalmente, su entusiasmo la llevó a tomar clases de Jin Shin Jyutsu para utilizarlo con los miembros de su familia. Amy resume su experiencia de la siguiente manera: «En mayo de 1994, cuando un trasplante de riñón o la diálisis parecían la única solución posible, comenté a una amiga que pensaba que no me iba a morir, que iba a suceder algún milagro. Y de algún modo he sido guiada hasta esta práctica. De no haber sido por el Jin Shin Jyutsu, actualmente estaría en diálisis, o quizá incluso muerta.´,
Como ilustran claramente las historias precedentes, el Jin Shin Jyutsu puede capacitar a las personas normales para ayudarse a sí mismas y ayudar a los demás. Es nuestra esperanza, al escribir este libro, ofrecer al lector la oportunidad de acceder a este arte. Por esta razón, lo hemos escrito más para el público en general que para los practicantes avanzados. Sin embargo, puede ser utilizado como una guía de referencia.
A continuación, expondremos una visión global de la práctica y los conceptos esenciales del Jin Shin Jyutsu, tal como fueron establecidos por el Maestro Jiro Murai. Hasta el momento, cualquiera que deseara obtener esta información debía asistir a una clase auto-rizada de Jin Shin Jyutsu o leer los escritos de Mary Burmeister. Con el propósito de comunicar estas ideas a los lectores en general, hemos intentado presentarlas en un lenguaje claro y cotidiano. A fin de mantener el sabor de las enseñanzas originales de Mary, hemos incluido numerosas citas de sus textos y conferencias, que general-mente aparecen al comienzo de cada sección.
Finalmente, deseamos destacar que este libro no representa un trabajo completo ni definitivo sobre el Jin Shin Jyutsu. La naturaleza multifacética y de múltiples capas de este arte de sanación hace imposible asumir esa tarea. Alentamos a cualquiera que desee com-
plementar el material presentado aquí a que asista a clases autoriza-das de Jin Shin Jyutsu. Quienes estén interesados en disponer de más información, pueden ponerse en contacto con el centro de Jin Shin Jyutsu de Scottsdale, cuyo número de teléfono y dirección se incluyen al final del Apéndice (pág. 187).
Para la mayoría de los lectores será suficiente con conocer los conceptos básicos y los ejercicios que constituyen la parte central de este libro. Suponen una excelente herramienta para equilibrar y mantener la salud mental, física y emocional, y es posible utilizarlos junto con la medicina convencional para facilitar los procesos curativos de los otros y de usted mismo. También es aconsejable recurrir a ellos como un modo preventivo para mantener la armonía y el bienestar. Por último, el Jin Shin Jyutsu le devolverá un conocimiento de sí mismo y de su innata capacidad -que ha estado adormecida durante mucho tiempo- para mejorar su calidad de vida.

Indice

Agradecimientos     11
Prólogo de Mary Burmeister     13
Introducción: Un modo simple de alcanzar el equilibrio y la salud     17
CAPÍTULO 1. Los principios fundamentales del arte     27
CAPÍTULo 2. Las profundidades y las actitudes     39
CAPÍTULO 3. Los Flujos de la Trinidad     59
CAPÍTULO 4. Los cierres energéticos de seguridad: 1-15     71
CAPÍTULO 5. Los cierres energéticos de seguridad: 16-26     97
CAPÍTULO 6. Los flujos de los órganos     113
CAPÍTULO 7. Las secuencias diarias generales     149
CAPÍTULO 8. La armonización con los dedos de las manos y de los pies    161
CAPÍTULO 9. Primeros auxilios y curación inmediata     177
Apéndice     185
Acerca de los autores     189

 

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