El arte de manejar la ira, por Mike Fisher. Editorial Siruela

El arte de manejar la ira

Referencia: 9788417308209
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Encontrar la serenidad a través de la meditación

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El arte de manejar la ira explora la potente emoción de la ira tóxica: qué es, por qué la sentimos y cómo podemos aprender a controlar su fuerza destructiva a través de la conciencia plena. Mike Fisher nos ofrece aquí herramientas terapéuticas, prácticas meditativas y anécdotas personales para superar esta fuerza destructiva provocada por nuestra estresante vida actual.

Mike Fisher

Mike Fisher es el fundador de la Asociación Británica del Control de la Ira. Cualificado orientador, instructor y consultor sobre el control de la ira, es además el autor del éxito titulado Beating Anger.

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 7
CAPÍTULO 1 DESPRENDERSE DE LAS ATADURAS 15
CAPÍTULO 2 ABRIRSE A LA QUIETUD Y LA SOLEDAD 49
CAPÍTULO 3 LA MEDITACIÓN COMO MEDICINA PARA EL ALMA 87
CAPÍTULO 4 ABRAZAR LAS POLARIDADES DE LA VIDA 123
EL VIAJE CONTINÚA 141

AGRADECIMIENTOS 142

INTRODUCCIÓN

«Conciencia plena» es un término que, en los últimos
años, está cada vez más presente en la mente de las
personas. Se relaciona con sumergirse en uno mismo, ser
consciente, encontrar un sano equilibrio entre el ser y el
hacer, prestar una total atención al momento presente;
dedicarse de forma plena a lo que «es» (ahora mismo)
en vez de a lo que «debería» o «tendría que» ser. En el
contexto de la ira, supone permitirte sentir el enfado sin
reaccionar de ninguna manera, mantener el corazón
abierto y la empatía... ¡aunque te den ganas de
estrangular a alguien!

EL EQUILIBRIO A TRAVÉS DE LA CONCIENCIA PLENA

Cuando alguien se embarca en un programa de control de la ira, hay tal desequilibrio en su vida que la furia no es más que una mani­festación de ese estado. Para recobrar el equilibrio, hemos de tomar conciencia, y a través de la toma de conciencia generamos el equili­brio. No podemos tener lo uno sin lo otro.
Llevo quince años dando clases de control de la ira en la Asociación Británica de Control de la Ira (BAAM, por sus siglas en inglés) y, cuando asistí a un curso de reducción del estrés a través de la conciencia plena (MBSR), en 2006, descubrí que, sin darme cuenta, ya trabajaba en sintonía con esa práctica y defendía su uso ante quienes sufren con la ira. En mis talleres, yo ya enseñaba diversas técnicas de conciencia, que es el elemento clave de este tipo de control.
En mis sesiones de grupo, siempre ilustro la necesidad de equi­librio, contando una de mis historias preferidas sobre Siddhartha (el nombre de Buda antes de ser iluminado). Mientras cruzaba el río Ganges, a Siddhartha le llamó la atención el modo en que los juncos se curvaban cuando el viento soplaba entre ellos. Vio que aquellos que eran demasiado flexibles acababan mojándose y mu­riendo, mientras que los que estaban demasiado secos y eran frá­giles se quebraban o se partían y morían. Sin embargo, los juncos que no eran demasiado flexibles ni estaban demasiado secos se mantenían vivos y seguían prosperando. En ese momento, co­menzó a desarrollar sus enseñanzas sobre hallar «el camino medio».

En busca del término medio

La premisa fundamental de la conciencia plena que enseño es la de ayudar a la gente que sufre de ira a que aprenda a pos­tergar la gratificación y a tolerar el malestar de sus sentimien­tos, y en especial la ira. Cuando, con el tiempo, son capaces de hacerlo, experimentan una nueva libertad, la de hallar un te­rreno para el término medio. En lugar de explotar, pueden contener sus impulsos y expresarse con claridad; o encontrar la manera de ser firmes en lugar de reprimirse e implotar. Podemos controlar nuestra ira comprendiendo cómo funcio­na la mente, y la conciencia plena es la clave.

Mi senda hacia el control de la ira

Aterricé en este trabajo a través de mi propia lucha con uno de mis grandes problemas en la vida: no era capaz de tolerar la confrontación ni las discusiones. Actualmente, a esto se le lla­maría «evitar el conflicto». A pesar de mi formación como orientador, no tenía la menor idea de cómo afrontar el con­flicto, la ira o cualquier otra forma de resolver las disputas.
Comencé a darme cuenta de que estar enfadado y, aun así, evitar el conflicto era una manera eficaz de no tener que en­frentarme a la depresión que estaba padeciendo. Durante años, no me di cuenta de que estaba deprimido. No tenía ningún criterio ni punto de referencia para determinar si lo estaba o no, tan solo parecía encontrarme en un perpetuo estado de confusión; me sentía aislado, incomprendido, solo y a menudo abrumado. Finalmente, comprendí la definición de Fritz Perls de la depresión como la «ira dirigida al interior»: me llegó
muy hondo, y recuerdo que pensé que no podía ser el único que se sintiera tan furioso como yo. Tenía que haber otras personas que se hubieran sentido así en un momento u otro. ¿Cómo era posible que la gente no hablase nunca de sus sen­timientos de ira? ¿Por qué nos desconectamos tanto de nues­tra ira, teniendo en cuenta las dificultades con las que nos enfrentamos a diario?

De la elusión a la expresión

Tardé años en comprender del todo la manera tan compleja en que la ira gobernaba mi vida. De ser el arquetipo de quien evita el conflicto y expresarme de un modo pasivo-agresivo por medio de los comentarios provocativos o el sarcasmo, o irritando a la gente, pasé a ser el enfadado total, explosivo, con una agresividad descarada. No negaré que en el fondo me encantaba aquella nueva sensación de omnipotencia. Por fin había encontrado mi manera de expresarme y, efectivamente, me iba a asegurar de que todo el mundo me oyese. Por su­puesto que no funcionó; si acaso, me polarizó todavía más. Mi incapacidad para autorregularme fue mortal para mí. Aquellos que me habían querido y respetado ahora me temían y empe­zaban a evitarme. Otros terminaron simplemente por no to­marme en serio, lo cual me enfadaba todavía más.
Al final, fueron las sabias palabras de mi mentor las que provocaron un cambio en mi percepción. Me sugirió tranqui­lamente que quizá necesitara experimentar los dos extremos de la ira para descubrir cuál era mi situación, y me di cuenta de que, en efecto, tenía que vivir en un punto medio entre esos
dos polos. Necesitaba encontrar el equilibrio. Había llegado a estar tan fuera de control que, para hallar ese equilibrio, tenía que experimentar el abanico completo de expresión. Eso fue para mí una revelación increíble y el siguiente gran paso hacia la conciencia plena. Mi descubrimiento fundamental fue que, cuando me veía implotar, tenía que desplazarme hacia la ma­nera de encontrar el valor para defenderme. Cuando me veía explotar, tenía que utilizar mis estrategias de conciencia plena para contener un posible arrebato, recordándome a mí mismo las consecuencias negativas. Estas dos polaridades se convirtie­ron en mi inspiración para mantener una presencia vigilante y para retroceder justo a tiempo, cuando estaba a punto de lle­gar a la violencia verbal y emocional.

Sobre esta obra

Este libro cuenta con cuatro secciones que exploran el arte de la conciencia plena como herramienta para liberarte de tu ira antes de que esta se adentre en el terreno de la violencia:

  • Desprenderse de las ataduras.
  • Abrirse a la quietud y a la soledad.
  • La meditación como medicina.
  • Abrazar las polaridades de la vida.

El objetivo es ayudarte a comprender el origen de tu ira y cómo controlarla, cómo te puede ayudar la conciencia plena a entender mejor tus sentimientos y lo que significa vivir en el aquí y ahora.
Esta obra también se propone ayudarte a construir una me­jor infraestructura con la que dominar tu ira, parte de la cual
consistirá en convertir tu expresión dañina de la ira en una expresión saludable. Aprenderás que la ira puede ser un don y que su mejor uso es el de sanar determinadas situaciones en lugar de destruir todo cuanto se encuentra en su camino. Se puede convertir en tu aliada. Habrá alguien a quien esto le parecerá imposible, pero imagínate qué mundo tan distinto sería este si la gente pudiera utilizar su ira para un cambio positivo: pensemos en los logros de Gandhi, Malcolm X y Nelson Mandela, por ejemplo.
Cada una de las secciones avanza hacia la construcción de la idea de que, para controlar la ira, lo que necesitas es expre­sarla. Es al tiempo una perogrullada paradójica y una dificul­tad tanto para quien ya ha dicho demasiado antes de darse cuenta como para quien no es capaz de decir una palabra. Este libro es, fundamentalmente, una invitación para que uses tu ira de un modo constructivo y saludable, y la conciencia plena será el faro que te guíe.
Cambiar los hábitos de toda una vida requerirá una enor­me cantidad de esfuerzo y de práctica, pero, por favor, recuer­da que Roma no se construyó en un día.

«Tu peor enemigo no te puede hacer tanto daño como
tus propios pensamientos descuidados».

BUDA ESCRIBIR UN DIARIO

«Escribir un diario es un viaje al interior».
EXTRAÍDO DE ONE TO ONE: SELF-UNDERSTANDING THROUGH JOURNAL WRITING, DE CHRISTINA BALDWIN

Llevar un diario de la ira es como tener un cuenco en el que vas de­jando pequeñas perlas sobre ti mismo: descubres nuevas reflexiones que quizá no habías observado nunca. Si aún no has empezado a escribirlo, te recomiendo que te hagas con un cuaderno para dejar tus pensamientos y sentimientos por escrito en los momentos de reflexión.
Escribir un diario te permite dar testimonio de tu propio comportamiento y tu lógica interior además de proporcionar una manera de identificar patrones repetitivos que po­drías pasar por alto con facilidad. Si tienes tendencia al enfado, llevar un diario te ayudará a impedir que la ira te ocupe un espacio en la mente. Esto es crucial, porque registrar tus pen­samientos y sentimientos relacionados con la ira no solo es liberador, sino que también te permite revisar tus motivacio­nes o identificar cualquier detonante futuro de la ira. Resulta sencillo perder de vista esta información cuando te ves en­vuelto en el momento.
A lo largo de este libro encontrarás diversos ejercicios con el diario para fomentar los momentos expresivos y de re­flexión.

Siruela
9788417308209

Ficha técnica

Autor/es:
Mike Fisher
Editorial
Siruela
Traducción
:Julio Hermoso
Formato
130 x 200 mm
Páginas
145
Encuadernación
Tapa dura
Nuevo
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