Comer crudo para vivir sanos (Raw Food), por René Andreani. Ediciones Obelisco

Comer crudo para vivir sanos (Raw Food)

Referencia: 9788491113041
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Manual de educación alimentaria para vivir con plena salud

(libro de formato grande)

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Platón afirmaba que no se puede curar sólo el cuerpo sin tener en cuenta el conocimiento de la mente y el alma, Heráclito sostenía que la armonía oculta es más fuerte que la que se manifiesta. Nunca debemos olvidar que, en el caso de la curación, el mérito es sólo de la naturaleza y de la fuerza de sanación interna que uno posee dentro de sí mismo. Sólo podemos facilitar este curso natural no envenenando ni intoxicando, con nuestros comportamientos, los órganos implicados en este proceso de autocuración.

RAW FOOD:

– Gran manual de educación alimentaria para vivir con plena salud.
– ¿Cuál es nuestro combustible?
– Alimentos crudos o cocinados en capas sucesivas.
– La moderna y actualizada cocina mediterránea.
– Las correctas combinaciones alimentarias.
– Las flores comestibles en la alimentación vegana.
– Recetas crudiveganas del «Cocinero sin fuego».
– Las 3 fases circadianas.
– La pirámide del bienestar.
– Adelgazar masticando y caminando.
– Ampeloterapia, la dieta de la uva.
– Depuración semanal.
– Ayuno: la naturaleza sustituye a la cirugía.
– El calendario perenne con los períodos en los que comer los diversos tipos de frutas y verduras.

René Andreani

fue fundador en 1991 de la LEPAV, Lega per l’Alimentazione Viva (RAW FOOD), desde hace cuarenta y cinco años es médico de sí mismo con métodos naturales. Promotor en 2006 del «Método René Andreani» y durante muchos años responsable de la AVI, Associazione Vegetariana Italiana, para el sector vegano y frugívoro. En 2013 funda la asociación ASA, Alimentazione Salute Ambiente. En estos años ha participado en programas de televisión, encuentros y debates, y ha escrito diversos libros y numerosos artículos en revistas del sector.

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Con las recetas crudiveganas de Simone Salvini

RAW FOOD es un libro que resume 37 años de mis experiencias personales relacionadas con el mundo de la alimentación: macro biótica, vegetariana, vegana, crudívora y frugívora, y con un estilo de vida sobrio inspirado en el higienismo y en la vida natural.

Los términos Junk Food, Raw Food y Natural Hygiene han sido debatidos y acordados con el profesor Armando D’Elia y estableci­dos por mí mismo con las siguientes acepciones:

He usado la expresión comida basura desde 1990 en numerosos artículos en semanarios y publicaciones de distribución nacional y he obtenido inicialmente abundantes críticas por la dureza del término.

Alimentación viva (término creado por la LEPAV –Liga para la Alimentación Viva– Raw Food en 1991):

Higienismo – Ciencia de la salud (usado desde 1990 y poste­riormente publicado en mi libro del mismo título en 2008).

También a lo largo de los años he creado y utilizado una serie de palabras y marcas, algunas de las cuales he registrado: 1994. Una hectárea de libertad (con la publicación de un libro sobre la autosuficiencia alimentaria principalmente frugívora).

1995. Centro Piloto Higienista Vida Sana, en el que se experimen­Otó durante tres años el frugivorismo simbiótico y la ayunoterapia (cuando la naturaleza reemplaza a la cirugía).

1996. Frugívoro (con la publicación de un libro con el mismo título). 2007. Estilo de vida SloWater (con el grupo de investigación y es­tudio La Fuente del Agua Viva).

2007. MRA***** el método René Andreani.

2007. Cocina crudivegana del Cocinero sin fuego.

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2008. Bienestar holístico (con la publicación del Calendario del bienestar holístico).

Después de tantos años, me complace comprobar que son mu‑

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chos los que han aceptado estos términos y continúan copiándolos y utilizándolos de forma habitual.

René Andreani

Un querido recuerdo a la memoria de mi maestro, el fallecido profesor Armando D’Elia, gran experto en vegetarianismo e higienismo, así como uno de los primeros crudívoros; inspirador en 1991 de la LEPAV: Liga para la Alimentación Viva (RAW FOOD). Estudioso, investigador y experimentador.

Índice

Premisas y consideraciones       2

Alimentación cruda-cocinada en capas sucesivas       8

La moderna y actualizada cocina mediterránea       9

La pirámide de los alimentos éticos veganos       10

Fases de transición para mejorar la salud y curar       11

Escala de la evolución alimentaria       12

La pirámide del bienestar       13

Los hitos del bienestar holístico       14

Factores de riesgo       15

El árbol de los estilos de vida incorrectos        16

Leche: a cada uno la propia       17

Dieta vegana, hipotéticas carencias       18

El equilibrio ácido-base (o alcalino)        19

Evaluación limitada exclusivamente al índice glucémico       20

Estilo de vida SloWater       21

Las tablas de los alimentos para saber lo que comes       22

Frutas – semillas       22

Verduras – hortalizas – legumbres       23

Carnes – pescado fresco – pescado en conserva       24

Cereales – confitería – bebidas – leche – quesos – grasas para cond. y salsas – huevos       25

Guía ilustrada de las combinaciones alimentarias correctas       26

Criterios con los que se han construido las tablas de las combinaciones alimentarias correctas       27

Combinaciones alimentarias correctas       28

Raw Food. La comida cruda (viva) mejor que cocinada (muerta)       32

Los brotes: la alimentación «viva» por excelencia       33

Especias, hierbas aromáticas y comestibles en la alimentación vegana       34

Las flores comestibles en la alimentación vegana       35

Productos veganos crudos: condimentos, edulcorantes y frutos secos       36

Productos veganos crudos: nueces, cacao, semillas y frutas deshidratadas       37

Productos veganos crudos: olivas, algas, suplementos naturales (superalimentos)       38

Las algas en la alimentación vegana       39

Recetas       41

Zumos – licuados – batidos       41

Crackers con semillas de lino y almendras       42

Salsas crudas       43

Mayonesa con leche de soja sin huevo       44

«Espaguetis» de calabaza amarilla con crema hecha con sus semillas, almendras y varias hierbas       45

Sushi vegano relleno de pesto de aguacate con ensalada, vasito de granada y espuma de remolacha       46

Ni dulce ni salado: ensalada de hinojo, manzanas y hierbas aromáticas       47

Las tres fases circadianas: un retorno a los viejos hábitos       48

Depuración semanal con el «estilo de vida SloWater»       49

Tres semanas para comenzar a adelgazar con el «estilo de vida SloWater»       50

Adelgazar masticando y caminando       51

Ampeloterapia. La cura de la uva       52

Ayuno: la naturaleza sustituye a la cirugía        53

Orígenes de la humanidad: últimos descubrimientos       54

¿Cuál es el combustible ideal para nosotros?       55

Preparados medicinales        56

Calendario perenne con los períodos en los que comer diferentes tipos de frutas y verduras       57

Consejos para enfermarse enseguida       70

Para una vida feliz reduce la cantidad y sigue una dieta saludable       72

Conclusiones       73

La LEPAV – Lega per l’Alimentazione Viva (Raw Food) (Liga para la Alimentación Viva)       74

Biografía del autor René Andreani       76

El método René Andreani con el «estilo de vida SloWater»
MEJOR PREVENIR QUE CURAR

PREMISAS Y CONSIDERACIONES

«Los hombres pierden su salud para hacer dinero, y luego pierden su dinero a intentando recuperar la salud. Piensan con tanta ansiedad en el futuro que se olvidan de vivir en el presente. Al hacerlo, no pueden vivir ni el presente ni el futuro. Viven como si nunca fueran a morir, y mueren como si nunca hubieran vivido». Dalái Lama

Durante los últimos sesenta años, en los países industrializados las en­fermedades relacionadas directamente con la alimentación y la con­taminación del medio ambiente han crecido de manera exponencial.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, muchas enfermedades tenían su origen en la escasez de alimentos y en la deficiencia de vitaminas, como el escorbuto (vitamina C), la pelagra (vitamina PP), el beriberi (vitamina B1), etc. Después de la guerra ha aumentado constantemente el número de las que están directamente relaciona­das con los alimentos ingeridos a diario (enfermedades del corazón, cáncer, diabetes, osteoporosis, etc.).

Además de la cantidad exagerada de alimentos consumidos, su calidad ha contribuido al aumento de las enfermedades. Fertilizantes, herbicidas, conservantes químicos, alimentos superrefinados e incre­mento en el consumo de productos de origen animal han originado y originan, con el paso del tiempo, enfermedades degenerativas.

En todo el mundo desarrollado, el gasto sanitario debido al tipo de «medicina alopática tecnológica», que se impone cada vez más en los últimos años, está en constante crecimiento. La causa se en­cuentra en el «modelo cultural» dominante. Hoy en día, un médico que practica la medicina oficial no llega a un simple diagnóstico si antes no efectúa a sus pacientes una serie interminable de análisis tecnológicos, detallados y complejos. Esto, con nuestro sistema de seguridad social, implica un alto costo para la comunidad. Después del primer análisis, que sin duda no es barato, y si todo va bien, se siguen terapias que aún son más caras. Si se juzga que el estado del paciente es grave, se decide operar. En este caso, los costos de cirujanos, anestesistas, enfermeras, hospital y tratamiento posterior se disparan. Esta serie de costos ha hecho que las finanzas de muchos países industrializados se colapsen.

Otro aspecto negativo de este tipo de medicina es que interviene sólo cuando se ha producido la enfermedad, y únicamente para eli­minar los síntomas. Sin embargo, rara vez se intentan eliminar las causas. Otro aspecto negativo y también muy costoso de la medicina oficial es que se dedica exclusivamente a la curación y muy poco a la prevención.

Los datos de octubre de 2006 son alarmantes y aterradores. Los expertos de la AIOM –Asociación Italiana de Oncología Médica– afir­man que, por errores debidos a los médicos, en los hospitales italia­nos mueren cada año entre 14.000 y 50.000 personas, mientras que los afectados por errores o negligencias médicas serían al menos 320.000, con un costo de 10.000 millones de euros al año, lo que representa el 1 % del PIB italiano. Los sectores en los que se cometen más errores: ortopedia 16,5 %, oncología 13 %, obstetricia 10,8 %, ci­rugía 10,6 %. Los lugares donde se realizan la mayoría de los errores: quirófano 32 %, ingreso en hospital 28 %, urgencias 22 %, consulta externa 18 %. A veces se confunden medicamentos con nombres si­milares, pero con diferentes efectos. En 2004, los anestesistas de la AAORI y las aseguradoras de la ASSIFORM proporcionaron los mismos datos, en los que indicaban que el 50 % de las muertes podría evi­tarse. Por otro lado, cada año entre 450.000 y 700.000 infecciones contraídas por los pacientes provocan 7000 muertes.

Con esta premisa ciertamente poco tranquilizadora, en los últimos veinte años, muchos pacientes, hartos de sentirse tratados como co­nejillos de Indias y anónimamente como números, han recurrido a las llamadas medicinas alternativas o no convencionales. A menudo, este tipo de medicina nace de los viejos métodos de curación tradiciona­les que desde hace miles de años, en diversas partes del mundo, han tratado de prevenir las enfermedades; y cuando por desgracia éstas aparecen, han utilizado diagnosis (reflexología, iridología, análisis del rostro y del cuerpo, escucha del pulso, etc.), productos y métodos na­turales mucho menos perjudiciales y costosos. Recordando a Hipócra­tes: «Primum non nocere» y «Vix medicatrix naturae».

En los últimos cien años, estas medicinas han sido socavadas por la nueva medicina «tecnológica» (sobre todo por motivos económi­cos). Sin embargo, el número de personas que en los últimos años ha recurrido a la medicina no convencional sigue en aumento.

Las razones son varias. La primera es que la medicina alopáti­co-tecnológica se ha dedicado desde siempre a tratar los órganos individualmente y cada vez se ha especializado más en las disciplinas individuales. Así, el paciente se siente cada vez más como una má‑

quina a la que hay que arreglar y cambiar las piezas. La persona no es considerada un conjunto psicofísico, emocional, social y espiritual, sino una entidad anónima e insertada en una cadena de montaje.

La segunda razón es que los naturópatas, homeópatas, fitotera­peutas y otros tantos dedican mucho más tiempo y atención a los pa­cientes individuales, enseñándoles a escucharse todos los días para entender las reacciones de su organismo.

Los higienistas también enseñan a asumir la responsabilidad de la propia salud, sin pedir ayuda a nadie: teniendo una visión «holística» de la salud y del bienestar –físico, social, intelectual, emocional y espi­ritual– en lugar de «tecnicista-sectorial» como en la medicina «oficial».

A partir de estas experiencias nacieron la medicina integrativa y las terapias holísticas de apoyo, muy útiles para reducir los costos de la sanidad pública y para mejorar el bienestar de los ciudadanos.

Teniendo en cuenta que la población anciana en Italia está aumen­tando regularmente, es fundamental centrarse en la prevención en lu­gar de tener que curar una vez que se ha hecho el daño irreversible.

Para hacer frente a esta situación, el costo de la medicina alopáti­co-tecnológica se ha vuelto insostenible.

Es necesario hacer cualquier cosa para tratar de preservar la sa­lud, que es el bien más valioso que poseemos.

En caso de enfermedad, en vez de intervenir con fármacos poten­tes y caros para tratar de curar los síntomas, nos arriesgamos a pro­vocar una serie de efectos secundarios aún más dañinos (el «parche» es peor que el agujero: enfermedades iatrogénicas), es importante parar, «desenchufarse», descansar y reflexionar (si se está a tiempo) sobre lo que estamos haciendo de perjudicial para nuestra salud. Y luego cambiar de estilo de vida. En todo el mundo y también en Italia se recogen desde hace más de sesenta años enormes cantidades de dinero para tratamientos: primero el cáncer, después el sida y en los últimos años la esclerosis múltiple. La Asociación Italiana para la Investigación del Cáncer, las campañas televisivas de Telethon, FAO, UNICEF, la OMS y muchas otras organizaciones nacionales e interna­cionales reciben cada año fondos ingentes para resolver el problema del hambre y de las enfermedades. El resultado es que el hambre mundial no ha disminuido y las enfermedades del corazón, la diabe­tes, la obesidad y el cáncer aumentan mientras que nuevas enferme­dades aparecen por el horizonte.

Un estudio reciente llevado a cabo en Arizona concluye que el problema mundial de la próxima década será la resistencia de las bacterias a los antibióticos. ¿Qué pasará dentro de diez años cuando ya no se pueda hacer uso de estos medicamentos porque serán ineficaces para curar las infecciones?

No nos queda más que reflexionar y cambiar algunos de nuestros hábitos, nocivos para nosotros y para nuestro planeta. Volviendo al bienestar físico, recuerdo que, por orden de importancia, primero está respirar, después beber, comer, caminar y la actividad física (incluyen­do el sexo). De hecho, si se renuncia a respirar, sólo se vive durante unos minutos; si no se bebe, unos días; si no se come, unos meses; si no se camina y no se hace actividad física, unos pocos años.

Nada es más importante que el aire puro de la alta montaña. A finales del siglo xix, los seguidores de Pasteur estaban ocupados en calcular los microbios del aire. Menos de 4 por cm3 en Chamonix, de 60 a 130 en París, 4 millones en el aire viciado de los grandes alma­cenes. Hoy en día, las investigaciones de la doctora Antonietta Morena Gatti y del doctor Stefano Montanari relacionadas con las nanopar­tículas contenidas en el aire por la combustión de los gases de los escapes de los coches y las incineradoras lanzan una nueva alarma relativa a las nanopatologías.

Entre las técnicas que se utilizan para mejorar la respiración es­tán: el qi gong (milenario), el rebirthing del estadounidense Leonard

Orr (años setenta), y la biorrespiración del francés Désiré Mérien (años ochenta).

Después del aire, es importante reafirmar el valor fundamental del agua para nuestra salud. Esta valiosa sustancia ya fue apreciada por los asirios, babilonios, egipcios, griegos y romanos; y conocida en todo el mundo antiguo gracias a los baños termales construidos por ellos. En tiempos más modernos, grandes partidarios de la terapia con el agua fueron el abad Sebastian Kneipp (1821-1897) y Louis Kuhne (1835-1901).

TU CUERPO NECESITA Y PIDE AGUA

El 75 por 100 del cuerpo está compuesto de agua. Si tu alimentación es convencional, bebe diariamente 1-2 litros de agua, no carbona­tada –preferentemente «viva» de fuente– (media hora antes o dos horas después de las comidas para no diluir los jugos gástricos). Desde siempre se va a los balnearios a «to­mar las aguas».

Este dato es el único sobre el que toda la comunidad científica y acadé­mica internacional concuerda (ningu­no, sin embargo, hace nada para que se practique). Pocas personas beben dos litros de agua al día para estar sanas (en el agua hay curación, sólo hay que ver los estudios del yogui Ra‑

macharaka y de los doctores Fereydoon Batmanghelidj, en Irán en 1931, y de Marasu Emoto, en Yokohama en 1943).

Beber mucha agua también sirve para aumentar el volumen de las fibras y la masa fecal.

El estilo de vida sedentario y la calidad de los alimentos industriali­zados también han provocado un aumento de la obesidad entre los adultos y los niños. En los últimos cincuenta años, los expertos han basado sus dietas exclusivamente en el cálculo de las calorías según la «teoría de la caldera»: si una persona debe consumir hipotética­mente 2500 calorías al día, si consume más engorda, y si consume menos adelgaza.

Con este sistema, varias generaciones de personas se han dedi­cado a pesar los alimentos y a estresarse con dietas muy a menudo ineficaces; después de meses de restricciones y sacrificios pierden algún kilo, pero justo después de volver a comer con normalidad los kilos perdidos se recuperan con intereses (efecto yoyó). Los descu­brimientos y experimentos de los últimos treinta años han llevado a cambiar esta estrategia y a considerar la calidad y no la cantidad de los alimentos que se consumen y a cambiar el estilo de vida (abando­nar los malos hábitos) para mantener una buena salud.

Sin duda, entre las dietas más avanzadas y efectivas podemos contar la del índice glucémico de los alimentos individuales. David Jenkins, profesor de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Toronto, en 1980 calculó y dio a conocer el índice glucémico (IG) para una serie de alimentos, en particular para los carbohidratos, que tienen digestibilidad y asimilación distintas. Algunos de ellos, los ricos en fibra con respecto a los refinados, tienen una «liberación lenta» de azúcar en la sangre, y por lo tanto un bajo pico glucémico, muy im­portante para las personas con diabetes y para los obesos, debido a que el exceso de azúcar en la sangre se convierte en grasa que se acumula en los tejidos. El primero en hacer uso de este descubrimien‑

 

 

Obelisco
9788491113041

Ficha técnica

Autor/es:
René Andreani
Editorial
Obelisco
Traducción
Manuel Manzano
Formato
25,5 cm X 33 cm
Páginas
80
Encuadernación
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